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Un cordial saludo.
Es una agradable experiencia el poder compartir con ustedes este Blog, espero sea de gran ayuda en el campo de la Educación Ambiental. Muchos de los datos presentados corresponden a varios aspectos relevantes de la isla de Puerto Rico. La patria que me vio crecer y en la que contribuyo a su bienestar a través de mi profesión y mi colaboración como ser humano por una mejor calidad de vida.
Diana Vega Ruiz, Ed. D.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Artículo publicado


Revista Mosaico: Tu Nueva Revista (2009)
Año 2 Vol 5
Sección: Educación y Ambiente
Tema: El Bosque

Día a día nos estremecemos ante las maravillas que encierran nuestros bosques. Su diversidad de especies nos cobija como seres indefensos por su majestuosidad en una extraña relación de juego infantil, entre gigante y enano. La supervivencia de las especies endémicas, nativas, migratorias y aquellas exóticas fugadas que lo habitan, transmiten la energía espiritual de paz y armonía que nos cautiva y nos permite apreciar hasta el más mínimo detalle. El canto de las aves como el pitirre, el ruiseñor, la reinita, el zorzal, entre otros y la maravillosa cotorra puertorriqueña; nos detienen a nuestro paso para que se manifieste la orquesta natural.
La brisa nos deja escuchar el movimiento de las ramas al encontrarse unas con otras en un saludo fraternal. Su abundante vegetación entre frondosos árboles, arbustos, plantas, flores y musgo contribuyen al paisaje colorido de un fondo azul, marrón y verde en este ecosistema. Las copas agitadas de los árboles nos protegen del inmenso Sol y del calor abrumador. Pero esa espesa vegetación y altitud nos protegen también de los fenómenos atmósfericos con valentía y poder sobrenatural, pero con un ímpetu de recuperación digno de emular dando cátedra de la resiliencia.
Al caminar entre las veredas observamos admirados aquella telaraña, que con sus finos hilos nos señala su existencia, un pequeño hábitat entre rocas, suelo o ramas; que conviven entre la espesura del bosque y las diferentes especies de coquí, insectos, reptiles, anfibios y especies acuáticas.
En nuestro Puerto Rico contamos con 19 bosques estatales y uno federal correspondiente al Bosque Nacional del Caribe, mejor conocido como El Yunque; un área geográfica compuesta de cuatro tipos de bosques (tabonuco, palo colorado, palma de sierra y enano), donde anualmente cae un promedio de 284 metros cúbicos de agua de lluvia. Un bosque tropical que ha sido nominado como uno de los lugares naturales más maravillosos del mundo.
Contamos con otros bosques húmedos entre altas montañas como Carite, Guilarte, Tres Picachos, Toro Negro y Maricao. El Bosque Cambalache con mogotes entre sumideros, riachuelos subterráneos y cavernas. Los bosques de mangle en Piñones y Ceiba. Los bosques en la zona caliza entre Río Abajo y Vega.
También el Bosque Seco de Guánica con su diversidad de cactus, animales resistentes a altas temperaturas del trópico y donde habita el sapo concho. Otros bosques de nueva designación son: San Patricio, Monte Choca y el Urbano del Nuevo Milenio.
Cada año el planeta pierde 13 millones de hectáreas de bosques de todo tipo. Ese encuentro entre el bosque y su biodiversidad nos sensibiliza y nos hace meditar sobre su destrucción, su conservación y su protección. Cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad y el compromiso de preservarlo como un legado para las futuras generaciones para que estos continúen con esta maravillosa encomienda.

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