Bienvenidos

Un cordial saludo.
Es una agradable experiencia el poder compartir con ustedes este Blog, espero sea de gran ayuda en el campo de la Educación Ambiental. Muchos de los datos presentados corresponden a varios aspectos relevantes de la isla de Puerto Rico. La patria que me vio crecer y en la que contribuyo a su bienestar a través de mi profesión y mi colaboración como ser humano por una mejor calidad de vida.
Diana Vega Ruiz, Ed. D.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Artículo publicado

Revista Mosaico: Tu Nueva Revista (2008)
Año I Vol. 3
Sección: Educación y Ambiente

Tema: El Manglar


Entre los ecosistemas de la zona costera del estuario tenemos el majestuoso bosque de mangle que con su compostura resiste la alta salinidad del agua del mar. En el mundo existen más de 20 especies de mangle y entre ellos 10 especies se encuentran en la costa Atlántica. Sin embargo, en Puerto Rico contamos con cuatro especies: el mangle rojo, el mangle negro, el mangle blanco, el mangle botón y en algunas zonas el mangle bobo. Contamos con una serie de áreas de manglar en Barceloneta: La Boca y Palmas Altas; en Arecibo: Caño Tiburones; en Hatillo: Carrizales; en Camuy: Peñón Brusi; en Quebradillas: Río Guajataca; en Isabela: Punta Sardina, Bajura y Jacinto entre unas 119 áreas de manglar distribuidas alrededor de la costa de nuestra Isla.
El mangle rojo debe su nombre a la corteza del tronco de color rojo, sus raíces se encuentran sumergidas en el agua, que a su vez le ayudan a anclar el árbol firmemente al fondo. Estas raíces aéreas dispersan la energía de las olas y las corrientes marinas, lo que le permite el depósito de sedimentos. El mangle negro y el mangle blanco se distinguen por la sal acumulada en la parte inferior de las hojas. El mangle botón se encuentra en tierra firme. Entre sus ramas apreciamos los colores brillantes que resaltan con el resplandor del Sol, el sonido místico de la brisa marina combinado con el sonido peculiar de las aves, anfibios y reptiles.
Lamentablemente el manglar lleva consigo una historia triste desde la época colonial. Los españoles como sus descendientes los utilizaban como fuente de leña para encender el fuego, lo consideraban un criadero de mosquitos y de sabandijas, además de un área mal oliente por los sedimentos acumulados. Un terreno no productivo en el que no se podía construir y no aptas para la agricultura. Al pasar del tiempo estas áreas han sido rellenadas para la construcción de viviendas, proyectos turísticos hoteleros, carreteras, estructuras de recreación y de vertedero ilegal.
Sin embargo, la materia orgánica producida sirve como base alimenticia y como criadero para los organismos marinos que viven en el manglar, entre ostras y cangrejos. Otros organismos le sirven de alimento a peces para el consumo diario o comercial. El manglar es utilizado aproximadamente por 70 especies de aves como habitáculo y un lugar de anidaje para aves nativas, endémicas, migratorias, terrestres y marinas. Estos tienen la particularidad de ser un escudo protector como una barrera estoica en las costas contra la erosión, las marejadas, las tormentas y nuestro mayor enemigo atmosférico, los huracanes. Algunos manglares ayudan a extender la costa hacia el mar, al atrapar el sedimento entre sus raíces. Funcionan como pulmones del medioambiente; producen oxígeno y usan el bióxido de carbono del aire, además de suplir humedad a la atmósfera. En Puerto Rico, los cuerpos de agua bioluminiscentes están entre los manglares.
Se cuenta con un plan de manejo para los manglares que responde a la política pública del Departamento de Recursos Naturales establecida por la Ley Núm. 23 del 20 de junio de 1972, Ley Orgánica del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales.
Para salvaguardar nuestros bosques de mangle podemos reforestar y restaurar los habitáculos sin alterar la mística y el valor ecológico que nos brinda. En la actualidad, después de cuatro décadas aproximadamente los habitantes están más conscientes de la importancia del bosque de mangle y estos son usados para la recreación pasiva, los deportes acuáticos, área educativa y de investigación científica al propiciar con respeto a su conservación y protección.
Se ha descubierto el valor ecológico para los habitantes de esta Isla en el bosque de mangle. Tanto el vaivén de la brisa y el viento, el movimiento de las ramas y de las olas nos envuelve en una sonrisa ante aquel universo que conspira a favor de cada uno de nosotros para brindarnos su más preciado tesoro a nuestros pies. Con el propósito de engalanar nuestras actitudes ante la adversidad y como parte de la resiliencia recuperarnos para brindar lo mejor de cada uno, contribuyamos a su protección y conservación.

No hay comentarios: